El primer grupo presidido por el “bolichico” Jorge Andrés Giménez Ochoa, adeuda una factura de al menos US$1.200 millones a Pdvsa. El segundo grupo, cuyos principales protagonistas son el empresario italiano Alessandro Bazzoni y su socio el coronel Antonio Pérez Suárez, nunca pagaron la factura de unos US$3.000 millones en productos petroleros que desfalcaron a Pdvsa.
Jaime Garvett | Primer Informe
Los operadores que detentan las mayores deudas con la petrolera estatal venezolana Pdvsa, una cifra que supera los $4.000 mil millones, tienen dos características en común: los negocios oscuros al amparo de la corrupción chavista, y el fútbol.
Jorge Andrés Giménez Ochoa, descrito por algunos medios como una versión “sofisticada” del ya conocido especimen “bolichico”, hizo negocios a manos llenas con Pdvsa gracias a sus conexiones en el alto chavismo. Es también el actual presidente de la Federación Venezolana de Fútbol (FVF), en el cargo desde 2021, y directivo y accionista del equipo de balompié Deportivo Lara.
Por otro lado, el operador Alejandro Bazzoni, descrito por Estados Unidos como el sustituto de Álex Saab en el enorme esquema de corrupción manejado por el colombiano, dirigió un asalto a distancia con una plataforma de brokers y navieros italianos y griegos que vendieron cientos millones de barriles de productos petroleros, a través de una compleja red para “bypasear” las sanciones de Washington contra Pdvsa. Bazzoni es, como ha reportado Primer Informe, propietario de un equipo Spal en el futbol italiano, que adquirió recientemente con estadio incluido, usando a su hermano Lorenzo.
Ambos operadores, conectados a una extensa red de habilidosos “empresarios” hicieron millones en un corto período, gracias al estar enchufados a poderosas fuentes de corrupción, principalmente a dos figuras claves del alto chavismo: Tareck El Aissami y Delcy Rodríguez.
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El primer operador
La primera característica que asoma en Jorge Andrés Giménez Ochoa es su prominencia. Tiene apenas 36 años, pero ya tiene un historial de corrupción que incluso supera al de sus propios padres –que también tienen sus propios escándalos de corrupción a sus espaldas.
Según la página de Wikipedia de alias “Jorgito” –como es conocido en los pasillos del alto chavismo– nació en una familia “problemática”. Su padre, el empresario Fenelón Giménez González, protagonizó el “sonado” escándalo de la estafa de la firma ABA Mercado de Capitales contra numerosas familias zulianas en 2012.
Su madre, Beatriz Ochoa de Giménez, aparece como directiva junto a su hijo en tres empresas registradas en Panamá. No se sabe si estas empresas fueron usadas para las operaciones de corrupción a escala que ha protagonizado “Jorgito” en el último lustro.
La página de Wikileaks documenta su muy estrecha relación con la vicepresidenta Delcy Rodríguez al menos desde 2021. No se sabe si existe o existió una relación sentimental entre ambos, pero «Jorgito» estuvo implicado directamente en uno de los más sonados escándalos del chavismo en España: el famoso “Delcygate”.
Giménez Ochoa se encontraba en el avión privado que aterrizó en el aeropuerto Barajas de Madrid el 20 de enero de 2020, y a cuyos pasajeros se les prohibió la entrada por las sanciones europeas que pesaban sobre Delcy. El escándalo causó conmoción en España, sobre todo después que se supo que del avión donde venían Delcy y “Jorgito” Giménez Ochoa, salieron 40 maletas presuntamente cargadas de dinero en efectivo para pagar a los “aliados” chavistas en la izquierda española.
Lo cierto es que «Jorgito» es considerado un protegido de la vicepresidenta y también ministra de Economía, Finanzas y Comercio Exterior del régimen madurista, que según fuentes conocedoras del caso lo ha protegido de ser detenido y sancionado por su participación en el escándalo de Pdvsa-Cripto.
Por si fuera poco, Giménez Ochoa también aparece implicado en la muerte de un competidor suyo, un proveedor del Institiuto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) de nombre Edward Velásquez Fernández. El empresario había sido secuestrado en noviembre de 2020 y apareció muerto luego en un Cementerio en Caracas, en extrañas circunstancias.
De acuerdo a denuncias e investigaciones diversas, Jorge Giménez Ochoa manejaba una red de comercialización de fuel oil de Pdvsa en el mercado internacional –violando las sanciones de la OFAC–; y los negocios relativos al mercado de intercambio de petróleo por alimentos empaquetados en las cajas Clap, un negocio anteriormente controlado por el empresario colombiano Álex Saab. hoy detenido y en medio de un proceso judicial en Estados Unidos por lavado de dinero.
«Jorgito» usaba una firma –PanGlobal Energy SMC Ltd, registrada nada menos que en Uganda, en medio de África, para operar el negocio de venta de productos petroleros. Según las denuncias, sólo durante 2022 hizo negocios en los que ganó varios centenares de millones de dólares vendiendo productos de Pdvsa, pero nunca pagó tales productos. La deuda para 2022 es de US$600 millones.
Otra de las empresas usadas para el intercambio de crudo por alimentos era la firma Ripple Oil Trading Ltd, a través de las cuales Giménez Ochoa recibía asignaciones de hasta 2 millones de barriles por contrato con Pdvsa.
Llamativamente, uno de los contratos incluía disposiciones de que la firma debía asumir los costos si el petróleo era distribuido “barco a barco”, una práctica ilegal de evasión de vigilancia y sanciones mediante la cual muchos de los millones de barriles de productos de Pdvsa fueron vendidos a clientes cuyos pagos nunca llegaron a las arcas de la petrolera estatal venezolana.
Según las investigaciones se ha mencionado que «Jorgito», que también detenta la nacionalidad española, podría ser un “gestor” de recursos financieros para una red de personas del régimen, cuyas empresas se entremezclan con los propios recursos del Estado en una enmarañada trama muy difícil de detectar para las autoridades españolas y europeas.
Entre febrero de 2020 y enero de 2023, la trama Pdvsa-Cripto habría estafado a la estatal venezolana unos US$21.000 millones, la mayoría de los cuales no ha sido localizado por las autoridades. Las cabezas visibles de esta trama fueron el ministro Tareck El Aissami, que se podría encontrar bajo arresto domiciliario, y el coronel Pérez Suarez, detenido en el SEBIN. Otro medio centenar de personas también habrían sido detenidos en el marco de la operación para desmantelar esta trama. Sin embargo, Jorge Giménez Ochoa no ha sido, hasta la fecha, castigado por las autoridades, y, de hecho, seguiría haciendo negocios con Pdvsa.
Entre los socios de Jorge Giménez Ochoa destacan Gilbert Renee Mejías, Antonio González, Samuel Guillermo Testamarck Díaz, Álvaro Pulido Vargas, Pedro José Hernández Inojosa y Alejandro José Arroyo Pérez, éstos cuatro últimos detenidos en la purga del chavismo.
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El segundo operador
Algo similar ocurrió con el operador Alessandro Bazzoni, un empresario italiano que se enchufó con importantes funcionarios de Pdvsa, principalmente el coronel Antonio Pérez Suárez, actualmente detenido por su participación en el escándalo Pdvsa-Cripto.
Bazzoni al igual que Pérez Suárez estuvo bajo el ala protectora de Tareck El Aissami cuando ambos hicieron negocios multimillonarios que alcanzaron la cifra de $3.000 millones, según fuentes bien enteradas de estas negociaciones.
Sólo a través de la firma United Petróleo Corp., Bazzoni se hizo con una fortuna de $400 millones vendiendo productos petroleros en el mercado internacional sin devolver el dinero ganado a las arcas de Pdvsa.
Bazzoni vive en Lugano, Suiza, y está casado con Siri Evjemo-Nysveen, una experta en finanzas noruega a quien conoció en República Dominicana durante un campeonato de Polo, quke de acuerdo a las investigaciones, también participó en el esquema fraudulento proporcionando un enlace con un banco suizo para el cual ella trabajaba en una alta posición como vicepresidenta de la Junta Directiva, el MBaer Merchant Bank.
En 2021 Bazzoni entró en la lista negra del Departamento del Tesoro de Estados Unidos por prácticas corruptas en el transporte de petróleo venezolano y evadir las sanciones impuestas a Venezuela al utilizar sus empresas y buques para ello.
De hecho, el organismo norteamericano también sancionó a seis de sus buques petroleros y 14 empresas, todas relacionadas con Bazzoni y sus socios, acusados ahora por corrupción no solo en Estados Unidos sino en Venezuela por participar en una red de operadores que estafaron a Pdvsa por una suma de al menos $3.000 millones.
Bazzoni manejaba media docena de empresas según las investigaciones: Elemental Oil, con sede en Malta, Elemento Solutions Limited, registrada en el Reino Unido, AMG S.A.S y Serigraphiclab, estas dos últimas registradas en Italia y presuntamente involucradas en el esquema de corrupción que llevó a cabo con su socio el coronel Antonio Pérez Suárez actualmente detenido en Caracas.
También era socio junto a Pérez Suárez en la ya mencionada United Petróleo Corp, cuya versión “china”, United Petroleum & Chemicals Co. Ltd, usaron como fachada para vender crudo venezolano a un gran descuento.
El operador italiano también aparece vinculado con Álex Saab y el mexicano Joaquín Leal quienes utilizaron compañías fantasmas registradas en México, Rusia o Emiratos Árabes Unidos, para mercadear despachos de millones de barriles de crudo de Pdvsa, a precios millonarios en euros.
De acuerdo con el Departamento del Tesoro, ese grupo compraba el crudo a la estatal Pdvsa a precios por debajo del mercado y se encargaba de transportarlo y encontrar compradores a miles de kilómetros de las costas venezolanas en operaciones “por debajo del radar”. Dinero que no entregaron a Pdvsa, como el resto de los comprometidos en la estafa multimillonaria.
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