La excanciller logró que su nombre quedara en la placa del edificio y, cabizbaja, cortó la cinta junto a la Embajadora en un evento que no fue una celebración.
Consciente de que su tiempo como canciller había llegado a su fin, Laura Sarabia canceló las comisiones de tres funcionarios del departamento de Europa –Protocolo, cultura y comercio- que la acompañarían a la apertura de la Embajada de Colombia en Praga el 4 de julio. Solo autorizó el desplazamiento de su joven coordinador de redes, Agustin Villegas, quien es contratista del Ministerio de Relaciones Exteriores y la ha acompañado en sus distintos cargos, además de un fotógrafo.
Sarabia llegó en un vuelo desde Portugal y prefirió hospedarse en la residencia de la embajadora Solangel en lugar de un hotel, para evitar a los medios de comunicación. No aceptó compromisos sociales. Por protocolo diplomático, la inauguración a la que asistiría su homólogo checo, Jan Lipavský, debió sostenerse, sin embargo, la circunstancia cambió radicalmente y quien representó al gobierno checo fue el vicecanciller.
No hubo aplausos ni brindis, y la ya entonces ex-canciller estuvo poco tiempo sin atender con diligencia a los once embajadores que se hicieron presentes. Todo fue veloz. Su mente estaba en otro lado y hasta quiso incluso adelantar el viaje de regreso planeado para este sábado 5 de julio. Quien asumió el rol de anfitriona fue la embajadora.
Antes de saberse cómo se desarrollarían los acontecimientos que llevaron a la ruptura del Presidente con quien había sido su persona de confianza, Laura Sarabia cuidó, en coordinación con la oficina diplomática de Colombia en Praga, el texto de la Placa que quedaría en la sede que fue adquirida por el gobierno colombiano.
Insistió en que debía decir: La Excelentísima Señora Ministra de Relaciones Exteriores Laura Camila Sarabia Torres inauguró la nueva sede de la Embajada de Colombia en la República Checa. El nombre del Presidente de Colombia no aparece por ninguna parte, como ocurre en cualquier edificio público de propiedad del gobierno colombiano.
La preocupación y el rostro de una Laura Sarabia sombría que no pudo disimular, ni para las fotos, estaba más que justificada. La ruptura del Presidente Petro con ella fue radical y sin tregua. Con la llegada del Pastor Saade a la Casa de Nariño, quedó claro que el proceso de contratación con La Casa de la moneda y la imprenta de Portugal no había avanzado y estaba estancado, como lo hizo saber el canciller Murillo en su cuenta X, cuando Sarabia intentó desmarcarse. «Tras la firma del memorando de entendimiento en octubre, todo quedó acordado para diciembre, a la espera de las validaciones finales de Portugal, que se confirmaron en febrero, cuando yo ya no ejercía funciones como canciller.»
Canciller @laurisarabia, usted bien sabe, en su rol como jefe de gabinete tuvo pleno conocimiento del desarrollo del nuevo modelo de pasaportes. Tras la firma del memorando de entendimiento en octubre, todo quedó estructurado y acordado para diciembre, a la espera de las… https://t.co/CFcNoRlhJ2
— Luis Gilberto Murillo (@LuisGMurillo) June 22, 2025
En los cuatro meses que estuvo en el encargo, la canciller no se ocupó de poner en marcha el proceso para sustituir definitivamente al consorcio de Thomas Greg & Sons, contrariando una directriz presidencial, lo que llevaría a tener que ampliarles nuevamente el contrato, una vez concluya el actual el 30 de agosto. El Presidente fue contundente en que no lo aceptaría, alegando urgencia manifiesta. ¿Tiene esto que ver con la mención de la codicia que hizo el Presidente a Sarabia en su fría carta de aceptación de su renuncia?
Saade reconoció una situación grave: la inexistencia de documentos firmados y que solo existe un acuerdo de intenciones entre los gobiernos, con el compromiso de la Casa de la moneda y la imprenta de Portugal. Aunque la embajadora de ese país en Colombia, Catarina Arruda, quien está desde el 1 de junio de 2022, antes de la posesión del Presidente Petro, regresa de vacaciones este lunes. El jefe de gabinete confirmó haber realizado varias mesas de trabajo sobre el tema en la Casa de Nariño y que una delegación de funcionarios portugueses aterrizará en el país la semana próxima para formalizar el contrato.
El regreso de la canciller será tan lánguido como su último acto oficial en Praga, y sus tiempos de gloria serán parte del pasado. Tendrá que enfrentar una realidade jurídica compleja, con el ex coronel Feria dispuesto a prender el ventilador por el caso del polígrafo a su empleada doméstica Marelbys Meza, por el que terminó judicializado e imputado por la Fiscalía como una simple ciudadana.
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