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Alberto Adriani, el analista simbólico adelantado a su tiempo

La globalización, el conocimiento y el cambio tecnológico, fueron conceptos y procesos, que si bien Alberto Adriani Mazzei no los definió así como tales, fueron parte de su desarrollo histórico en el tiempo que le tocó vivir por varias razones. Por una parte, está inmerso, como toda esa generación de los años 20 y 30, dentro del proceso de la cuarta revolución industrial si seguimos el esquema de la Dra. Carlota Pérez, de análisis de las revoluciones científico-industriales. Su obra intelectual la desarrolla dictando conferencias y publicando en instituciones como en El Impulso de Mérida, El Universal de Caracas, en la Revista Cultura Venezolana y el Boletín de la Cámara de Comercio de Caracas, la mayoría centrados en el área de finanzas, agricultura, monetaria y economía cafetalera, y posteriormente, en empresas editoriales como el Agricultor Venezolano y la Revista de Hacienda, que aún hoy se publica hasta donde sé.

En ese sentido, se da muestra de la necesidad que él tenía de lograr un alto nivel de discusión intelectual y de carácter político en los organismos públicos que dirigió en su corta, pero fructífera vida pública venezolana. Es por una parte, de ese interés particular que tenía él de transmitir conocimiento, para interpretar y tratar de explicar un momento socio-histórico que le toca vivir como individuo que es parte de un proceso de evolución histórica-intelectual determinado y finalmente, la globalización no la va conceptualizar como tal, pero el análisis de la economía mundial, el análisis del tema, por ejemplo del café, de los países más desarrollados (los Imperios sin la connotación marxista del término que él le da), sus posibilidades y la emergencia de lo que él denomina Estados Unidos de Europa en un futuro, dan una perspectiva de su visión y clarividencia de estadista y claro poseedor de auctoritas en la interpretación, análisis y propulsor de soluciones a los problemas que enfrentó en su breve vida de hombre público.

Personalmente, significó, en fin, acercarme al pensamiento de Adriani, impulsado primero por razones familiares (fundamentalmente por mi abuela paterna Isolina Berti Provenzali), luego paralelamente en el estudio en pregrado de la economía en sus aspectos teóricos y del desarrollo de  la economía contemporánea venezolana, en la Escuela de Estudios Políticos, de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, de la Universidad Central de Venezuela, y posteriormente, bajo el influjo del mi querido maestro y profesor, de Historia de las Ideas Políticas, Diego Bautista Urbaneja, me abrieron la ventana para leer en un horizonte su obra, estudiarla y profundizar en su pensamiento, que aprimore más, en mis estudios de postgrado, en comercio exterior y economía internacional posteriormente.

Por otra parte, varios autores  venezolanos que estudiaron con sistematicidad y rigurosidad el pensamiento de su obra intelectual y el legado como hombre de gobierno que dejó, por ejemplo, por una parte, Asdrúbal Baptista, Armando Rojas, ambos en sendas introducciones en libros escritos dedicados a Adriani; el primero, en la obra Labor Venezonalista, en su sexta edición y el segundo, en los Textos Escogidos de Adrianipor la Biblioteca Ayacucho (texto que recomiendo ampliamente y que se puede leer en forma digital).

Igualmente, Miguel Szinetar Gabaldón escribió un importante estudio clave para conocer su pensamiento: El proyecto de Cambio Social de Alberto Adriani. Mientras, Domingo Alberto Rangel publicó hace unos años un texto inolvidable de una gran calidad humana sobre Adriani: Alberto Adriani y la Venezuela que no pudo ser, en el año 2004, además, de haberle dedicado algunos de los mejores artículos de opinión en su columna mantenida en los años 80, en El Universal. Todos estos fueron -en síntesis- los libros e introducciones que me permitieron profundizar en la compresión del pensamiento de Adriani, el primer gran estadista venezolano del siglo XX y con sobrada auctoritas sobre sus contemporáneos.

Formación intelectual y del conocimiento

Alberto Adriani fue un analista simbólico adelantado a su espacio y tiempo. El tipo de analista simbólico que jugó un rol fundamental como economista en una Venezuela paupérrima y de escaso desarrollo intelectual, que mantuvo debates y cruce de ideas con venezolanos de la talla de Henrique Pérez Dupoy o Vicente Lecuna, a inicios del siglo XX. Es indudable lo importante que fue y lo que aportó para la solución de los diferentes problemas de la economía, la sociedad y el papel del Estado venezolano.

Este individuo (actor socio-político), por los desafíos que debe encarar, tenderá a ser un analista simbólico en términos como los utilizados por Reich Robert, un intermediador estratégico, un identificador de problemas y, finalmente, un actor que resuelve problemas en el contexto en el que se desenvuelve, es decir un individuo que tendrá que tener mayor capacidad de respuesta a ciertas situaciones problemáticas más complejas, con una mayor carga de incertidumbre.

En ese sentido, los analistas simbólicos se ubican en áreas tan disímiles como: investigadores, científicos, ingenieros proyectistas, ingenieros de sistemas, ingenieros civiles, biotecnólogos, ejecutivos de relaciones públicas, banqueros de inversión, abogados, politólogos, contadores creativos, economistas, arquitectos, analistas de sistemas, periodistas, escritores, publicistas, internacionalistas los catedráticos universitarios, entre otros. Los analistas simbólicos son intermediarios, identifican y resuelven problemas valiéndose de símbolos. El análisis simbólico abarca, en síntesis, procesos de análisis, reflexión y comunicación y este rol lo jugó Alberto Adriani.

En efecto, este analista simbólico, como intermediador estratégico, requiere de un profundo conocimiento del ambiente interméstico que está analizando, por ello la especialización es importante, para que pueda observar dónde residen las debilidades y fortalezas de un problema determinado, las características de ese ambiente, las interrelaciones e interconexiones entre las diferentes variables a analizar. Ejerce el papel de negociador, en situaciones complejas eran muy escasos en aquel momento en la Venezuela, postgomecista. Por ello, Adriani comprendió y entendió el problema a estudiar, de ver sus posibilidades, busca la identificación de oportunidades de acción eficientes para la organización donde trabaja, al menor costo de oportunidad y, finalmente, resuelve problemas, mediante las posibilidades de las diferentes alternativas, y evalúa los recursos y costos de implementación, analiza dentro de un ambiente de riesgo de aquel entonces. Esta habilidad de intermediar, identificar y resolver problemas es una ventaja competitiva en el mundo de hoy, como en el de ayer y Adriani, lo supo hacer.

Adriani desempeñó el rol, primero como fundador del Ministerio de Agricultura y Cría y luego como Ministro de Hacienda, cargo al cual fue designado el 29 de abril de 1936 y desarrolló, la segunda modernización de las finanzas públicas, luego de la acometida por Román Cárdenas en los años 20. 

Pero veamos las etapas de la formación intelectual de Alberto Adriani, desde sus años juveniles hasta la universidad. Primero en el colegio Santo Tomás de Aquino de la mano del eminente maestro andino y primer formador de Adriani, Félix Román Duque, allí culminando los niveles superiores se traslada de Zea a Mérida donde presenta la tesis “ Psicología Comparada; el Tipo Criminal Natoante la Santa Filosofía”, como requisito para la culminación del Bachillerato en 1916, se traslada a la Universidad de los Andes, para iniciar sus estudios de Derecho, y conoce a uno de su grandes amigos de toda la vida Mariano Picón Salas, otro de los grandes merideños del siglo XX, buscando ampliar sus horizontes intelectuales, sigue escribiendo; se va a Caracas y cursa entre el 9 de marzo de 1917 hasta septiembre de 1920, en la Universidad Central de Venezuela, y se inscribe en la antecesora de la hoy Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, en la Facultad de Ciencias Políticas y continúa sus estudios de Derecho. Hasta el cuarto año, ve materias como: Elementos de Derecho Español Antiguo, Derecho Constitucional, Historia y Filosofía del Derecho, Derecho Romano, y su Historia, Principios Generales del Derecho, Derecho Público Eclesiástico, Derecho Penal, Derecho Administrativo y leyes Especiales y una materia introductoria a la economía política, tiene una buena formación jurídica, que poco a poco irán formando ese impetuoso espíritu intelectual de Adriani, estamos, si se quiere, en su tercera etapa de su formación intelectual-académica.

Él no se siente a gusto. Caracas, es aún una ciudad provinciana, y bajo el mandato férreo y autoritario de Gómez, decide irse a Europa y aquí ingresa en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, de donde egresa el 16 de abril de 1925, con el título de licenciatura en Ciencias Sociales, de la Universidad de Ginebra. Presenta un proyecto de tesis doctoral, sobre América Latina y el problema de la inmigración. Para algunos estudiosos o biógrafos de Alberto Adriani, no la culmina, para otros sí (Miguel Szinetar e Irene Rodríguez Gallad tiene en estos puntos discordantes de información cuanto este aspecto). 

Detengámonos aquí por un instante. Adriani tiene en Ginebra una formación intelectual de primer nivel académico. Ahí ve las siguientes disciplinas: Economía Política, Historia de las Religiones, Derecho Constitucional Comparado, Historia de las Instituciones Políticas, Filosofía Moral, Sistemas Políticos, Sociología y Economía Social, Pedagogía General, Elementos de Derecho, Geografía Política, Finanzas Públicas, Historia de la Filosofía, Historia General, Legislación Civil Comparada, Historia Económica, y otras materias optativas que complementarán su formación universitaria y que -como se puede observar- tiene un pensum completo y con una perspectiva transdisciplinaria. Luego de sus experiencias en Londres, Reino Unido, donde se forma en diversos cursos tomados en la Universidad de Oxford con Keynes, como profesor, completa el círculo de su formación intelectual.

Adriani es un ejemplo para la juventud hoy, próximos a conmemorar sus 88 años del fin de su parábola vital. Estudiemos con rigor el papel de Adriani y sus aportes aquellos años, gracias a la importante formación intelectual que tuvo.

La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.

rpoleoZeta

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