El bogotano Mauricio Rueda le organizaba la maleta de viaje y al barranquillero Luis Alí Herrera le soltó el tema que lo desvelaba: el abuso de sacerdotes a niños.
Durante los 12 años de pontificado, el papa Francisco tuvo la cercanía de dos colombianos en el Vaticano: el bogotano monseñor Mauricio Rueda Beltz y el barranquillero monseñor Luis Manuel Alí Herrera.
Aparte de su larga trayectoria diplomática, a monseñor Rueda se le reconoce por su labor como director de los viajes papales desde la Sección de Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales de la Secretaría de Estado. Un cargo de gran confianza al que llegó después de organizarle al papa sus viajes a Tierra Santa a principios de 2014, cuando hacía parte de la nunciatura de Jordania, y después el viaje a Turquía a finales de ese año, cuando ya estaba en la Secretaría de Estado del Vaticano.
La eficiencia de monseñor Rueda en estas dos ocasiones hizo que Francisco lo encargara de esa sección que estaba en manos del italiano Alberto Gasbarri, uno de los funcionarios más veteranos de la Santa Sede, que se jubiló en enero de 2016 tras cumplir 70 años.
Desde entonces, Rueda organizó las visitas papales a Grecia, México, Polonia, Suecia, Egipto, Portugal, y Colombia. Tras el receso de los viajes de Francisco en 2020 por la pandemia covid-19, fue designado consejero en la Nunciatura Apostólica en Portugal, y posteriormente subsecretario de la Sección para el Personal Diplomático de la Santa Sede el 17 de diciembre de 2020.
En 202 fue llamado a desempeñar la más importante misión diplomática de la Santa Sede en Costa de Marfil, una especie de embajador del Estado Vaticano y jefe de misión de la Santa Sede en ese país.
Nacido el 8 de enero de 1970, fue ordenado sacerdote en 1996, tiene un doctorado en Derecho Canónico en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz de Roma (Italia) y más de dos décadas de servicio diplomático en la Iglesia católica. Su carrera apostólica al lado del papa Francisco lo llevó al arzobispado el 10 de septiembre de 2023. La ceremonia fue presidida en la basílica de San Pedro por el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede. También estuvo presente el cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo emérito de Bogotá, como obispo cocelebrante.
Ahora se recuerda también que otro bogotano, monseñor Gabriel Montalvo, trabajó al servicio diplomático de la Santa Sede durante cincuenta años. Y tuvo un importante rol de facilitador en el proceso de mediación liderado por el Papa Juan Pablo II en el diferendo limítrofe entre Chile y Argentina, que estuvo a punto de desembocar en una guerra entre ambos países hace casi tres décadas.
La mano derecha de Francisco en la lucha contra el abuso de niños
El papa Francisco sacudió la iglesia y su voz llegó a las parroquias católicas en los pueblos perdidos en el mundo, con un mensaje claro y contundente: cero tolerancia con la pederastia.
Un año después de su elección, creó la Comisión Pontificia para la Protección de Menores. Escuchó a las víctimas. Y llamó a monseñor Luis Manuel Alí Herrera, un barranquillero de 57 años que ha hecho parte de esa comisión durante 10 años. Desde allí ha estado al frente de iniciativas enfocadas en la protección de los menores y personas vulnerables y el acompañamiento de las víctimas en caso de abuso.
Desde el 8 de mayo del año pasado está en Roma, después de haber sido obispo auxiliar y secretario general de la Conferencia Episcopal de Colombia desde julio de 2021.
En febrero de 2019, el papa había dado herramientas. Convocó a los presidentes de todas las conferencias episcopales del mundo a una cumbre en Roma para tratar el tema de los abusos y, al acabar el año, promulgó dos leyes canónicas que obligaban a los obispos y jerarcas católicos a abrir procesos contra cualquier denuncia de la que tuvieran conocimiento. Incluso levantó el secreto pontificio para que las diócesis entregasen documentación de los procesos canónicos que la Iglesia ha judicializado internamente a las autoridades civiles que lo solicitasen.
En su misión, monseñor Alí ha tenido a su lado por primera vez a una mujer como secretaria adjunta. Ambos con amplia experiencia en el tema. Teresa Kettelkam, laica y norteamericana, fue la encargada de la oficina de protección de infancia y juventud de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos.
El obispo barranquillero es de familia con ascendencia libanesa; sus amigos no dudan en señalar su trato amable y tranquilo, su gran capacidad de comunicación, además de ser un gran oyente que aprecia todas las opiniones y toma decisiones.
Bajo el pontificado de Francisco ha transcurrido su carrera sacerdotal. Fue él quien lo designó obispo, cuya consagración tuvo lugar el 12 de diciembre de 2015, el mismo año que lo nombró obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Bogotá, y quien el 14 de septiembre de 2022 lo ratificó para un tercer mandato de cinco años en la Comisión Pontificia para la Protección de Menores. Ahora es el secretario de esa comisión.
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