La alianza de la familia Ardila con el grupo chileno Luksic para lanzar Cerveza Andina fue el regreso de un viejo sueño empresarial de Carlos Ardila Lülle: volver a disputar el mercado dominado por Bavaria, que hoy está en manos de AB InBev.
En noviembre de 2014, Carlos Julio y Antonio José Ardila tomaron un avión a Santiago de Chile para buscar un acuerdo con la poderosa familia propietaria, junto con la holandesa Heineken, de la Compañía de Cervecerías Unidas (CCU). El acuerdo fue un hecho.
La familia Luksic llegó con la experiencia de más de tres décadas en la industria de bebidas y el soporte financiero de Iris Fontbona, viuda del patriarca Andrónico Luksic Abaroa, la mujer más rica de América Latina, con una fortuna estimada en USD 33.000 millones que la coloca entre los diez mayores patrimonios del planeta según Forbes 2025.
Para los Ardila, era la posibilidad de sacudirse del fantasma de Leona, la cerveza para competir con los Santo Domingo que nació en una planta de USD 300 millones en Tocancipá, pero nunca logró consolidarse y, en siete años, terminó siendo absorbida por su rival. Esta vez, con Andina, era la unión de dos poderosos capitales alrededor de un ambicioso proyecto que comenzó con pie derecho. Con el respaldo técnico de la chilena CCU y la fuerza de Postobón, la apuesta 50-50 fue ganadora. Cuando en 2019 salió Andina, lanzada con un jingle de Carlos Vives, capturó cerca del 3 % del mercado en sus primeros tres meses, suficiente para obligar a AB InBev a reaccionar con rebajas agresivas en Poker y Águila.
Una fortuna que nació en el desierto
La historia de los Luksic es casi un relato de leyenda empresarial. El fundador, Andrónico Luksic Abaroa, hijo de un inmigrante croata que se radicó en Antofagasta a principios del siglo XX, construyó su fortuna explotando vetas de cobre en el desierto chileno. Se casó en 1953 con Ena Craig, madre de sus dos primeros hijos, Andrónico y Guillermo. Tras enviudar, contrajo matrimonio con Iris Fontbona, quien sería la gran articuladora del legado familiar.
El empresario apoyó abiertamente a Salvador Allende y, tras el golpe de Estado de 1973, se exilió en Londres, desde donde dirigió su creciente imperio. En 2005 murió de cáncer, pero dejó amarrada la sucesión y un entramado empresarial de cuatro holdings: Quiñenco SA, Antofagasta PLC, inversiones hoteleras en Croacia y la Fundación Luksic, que hoy operan en 128 países con minería, banca, transporte marítimo, puertos, cables eléctricos y, desde hace tres décadas, cerveza.
Andrónico Luksic Craig, el hijo mayor del primer matrimonio, aunque se retiró de la presidencia de Quiñenco y de la Compañía Cervecerías Unidas – CCU en 2023, sigue siendo clave en las decisiones del grupo empresarial, que incluye el acuerdo con los hermanos Ardila en el proyecto en que cada uno puso USD 200 millones para construir la planta Central Cervecera, en Sesquilé, con capacidad de 3 millones de hectolitros al año, y tratar de tomar el 13 % del mercado.
En la actualidad, Central Cervecera ya tiene el 6,3 % a nivel nacional y el 10 % en regiones como Barranquilla. Que Heineken y CCU se alíen con los Ardila ha sido el desafío más serio de AB InBev en Colombia, desde que Bavaria pasó a manos de SABMiller y Alejandro Santo Domingo lideró la fusión con AB InBev en 2015.
El otro matrimonio colombo-chileno: Homecenter
En 1994 los nietos de Alejandro Echavarría Isaza, fundador de Coltejer, hicieron un negocio excepcional: Homecenter. El formato de la tienda había nacido en 1982 cuando el empresario chileno José Luis del Río Rondanelli —dueño de Empresas Dersa— adquirió a Sodimac en plena crisis de los 80. En ese año, Del Río empezó la internacionalización de Sodimac y encontró como aliados en Colombia al Grupo Corona liderado por Hernán Echavarría Olózaga, con sus hermanos Elkin, Norman y Felipe. Se creó la sociedad Sodimac Colombia, que opera en el país los almacenes Homecenter Sodimac Corona y Constructor Sodimac Corona.
Con el éxito del formato y el negocio llegaron los cambios, sobre todo entre los socios chilenos. En 2003, tras la salida de Home Depot de Chile y la adquisición de sus locales por parte de Falabella, tomó la mayoría de Sodimac y se realizó la fusión entre Sodimac de la familia Del Río y Falabella de los Solari. Los Echavarría Olózaga pasaron entonces a ser socios también de los Solari en las inversiones de Falabella en Colombia, participación que pusieron en venta a mediados de este año activando un mecanismo previsto en los acuerdos entre ambas compañías. El grupo Solari está atomizado entre varias ramas de la familia en sociedades: Auguri, Corso, San Vitto y Bethia. En 2023, Carlo Solari dejó la presidencia de Falabella y asumió por primera vez un no miembro de la familia, Enrique Ostalé, y de viceresidente quedó Juan Carlos Cortés Solari para un periodo que termina en 2026.
El Grupo Corona tiene el 51 % de Homecenter y Constructor, y el 49 % restante pertenece a Falabella. Los Echavarría siempre han tenido el control. La presidencia de Corona está desde 2019 en cabeza de Roberto Junguito Pombo.
De las ferreterías al modelo de grandes tiendas
Ambos grupos identificaron una oportunidad: el mercado colombiano del mejoramiento del hogar estaba atomizado, dominado por ferreterías pequeñas y sin un jugador moderno que integrara materiales, decoración, herramientas y servicios en una sola experiencia. En Chile, Falabella y Sodimac ya habían desarrollado con éxito el modelo de grandes tiendas de mejoramiento del hogar. En Colombia, Corona era un referente en materiales de construcción, insumos cerámicos y productos para baños y cocinas, pero carecía de una plataforma de retail masivo. El complemento era perfecto.
El objetivo era replicar en Colombia el concepto de las “home improvement stores” que ya triunfaban en Estados Unidos y Chile. La primera tienda Homecenter abrió en Bogotá en 1993, convirtiéndose en el primer gran retail de origen chileno en el país. Por primera vez, los consumidores encontraban en un solo lugar materiales para obra gruesa, remodelación, decoración, jardinería, electrodomésticos y servicios de instalación. El formato desbordó las categorías tradicionales y creó un nuevo estándar para la industria.
Homecenter se expandió por las principales ciudades: Medellín, Cali, Barranquilla, Bucaramanga y Pereira. Para mediados de los 2000, ya era el líder absoluto del mejoramiento del hogar en Colombia. La alianza entre las familias Echavarría y Solari demostró ser excepcionalmente estable.
Hoy, Homecenter supera las 40 tiendas, tiene un comercio electrónico sólido y sigue siendo un caso ejemplar de complementariedad, escala y modernización del retail colombiano.
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